Cuando asumió el cargo de CIO en 2016, Lowry ya se había formado en un estilo de liderazgo más de zanahoria que de látigo. Trabajando en el sector público británico, había visto fracasar un programa de digitalización por culpa de una gestión de ordeno y mando, en la que los logros conseguidos con un enfoque muy centralizado se desbarataron rápidamente cuando el funcionario que llevaba el timón se marchó.
“Todos los grandes departamentos fueron intimidados en una dirección determinada y se derrumbó cuando él ya no estaba allí. Se defendieron y recuperaron el terreno perdido”, explica Lowry, que aprendió la lección y se centró en la creación de alianzas. Así, cuando empezó a trabajar en la primera estrategia digital del Gobierno irlandés, optó por un enfoque colegiado para fomentar una visión compartida de la cooperación entre departamentos y el trabajo en equipo. Para ganarse a las partes interesadas, hubo que explicar pacientemente cada iniciativa, ya que Lowry tenía claro que el concepto de administración digital sólo funcionaría con datos compartidos y un pensamiento conjunto, un gran reto en el sector público, donde los departamentos y organismos suelen operar en silos.
Sin embargo, algunos avances han sido dolorosamente lentos. Se topó con la resistencia de los políticos cuando los planes de impulsar una tarjeta de servicios públicos y un centro de datos del sector público parecían cruzarse con cuestiones políticamente delicadas, los derechos de privacidad y el camino hacia la red cero. Sin inmutarse, poco a poco fue ganando la discusión, y un ministro se convirtió en defensor de ambas iniciativas cuando comprendió mejor los planes.