Uno de ellos es Reckitt, una multinacional de bienes de consumo, que apuesta desde 2023 por la innovación de productos sostenibles para descarbonizar y ahorrar costes. En este período, la compañía ha utilizado métodos de cálculo del carbono para reducir las emisiones de alcance 3, poniendo el foco en las fragancias y los volúmenes de agua de su marca Airwick. Gracias a ello, Reckitt ha logrado reducir la dependencia de materias primas anteriores, las necesidades de transporte y la energía necesaria para la fabricación.
Un segundo caso de éxito es la Global Food Company, que utiliza IA para sus cálculos de la huella de carbono, para impulsar la eficiencia en el proceso. De esta forma, la compañía usa la IA para obtener nombres precisos de productos y actividades, que luego se agrupan en clústeres y se emparejan con factores de emisión. El resultado es una huella de carbono más precisa y automatizada para el seguimiento de la descarbonización.
Finalmente, el tercer caso mencionado por Degot es el de Symrise, un proveedor mundial de ingredientes para fragancias, aromatizantes y principios activos cosméticos, que logró escalar eficazmente la huella de carbono de producto (PCF, por sus siglas en inglés). Para Symrise, la necesidad de industrializar el cálculo de la PCF se dio por cuatro razones: una mayor presión normativa de la Unión Europea; un fuerte deseo de cumplir los objetivos de reducción; una creciente presión de los clientes; y las expectativas de las partes interesadas de ser los mejores de su clase. La implantación de los PCF a escala mundial planteaba importantes retos, como la seguridad, calidad y disponibilidad de los datos, y el cumplimiento de diversas normas sobre PCF. Tras superar estas barreras, la compañía pudo calcular el PCF para una gran parte de su cartera de 35.000 productos.