Precisamente el estudio asegura que la cadena de suministro (51%), las compras (47%) y el servicio y atención al cliente (40%), son las principales áreas que pueden beneficiarse de la arquitectura modular, así como la experiencia del cliente (36%) y la adaptación a nuevas oportunidades de negocio (51%).
Así, para que una empresa obtenga valor de una manera rápida, debe contar con una base sólida de datos y tener establecida una estrategia madura en la nube, además de adoptar otras tecnologías avanzadas. La inercia que tienen algunas empresas a la hora de adoptar una estrategia modular hace que no apuesten por el valor que les pueden aportar las nuevas tecnologías como, por ejemplo, la IA. En esta línea, las empresas que sí apuestan por estas tecnologías experimentan una reducción de costes (15%), una comercialización más rápida (14%), una mejora de la planificación empresarial (14%), un aumento de la agilidad y una mitigación de riesgos (14%).
¿Apostar o no por la nube?
El reto al que se enfrentan las organizaciones es obtener valor de forma generalizada, pero para ello resulta crucial que superen dos barreras: el 54,5% de ellas deben apostar porque ejecutivos y juntas directivas comprendan el valor de la modularidad, y el 50% de ellas deben de avanzar hacia la nube. “En la mayoría de los sectores el salto a la nube tardó bastante en hacerse efectivo. Para muchas organizaciones, la seguridad y el impacto del cambio en su negocio fueron consideraciones de peso. La modularidad es diferente, ya que el objetivo final no es la tecnología en sí, sino el poder aprovecharla”, concluye Gonzalo Valle, presales manager de IFS.