El Ayuntamiento desplegó sensores en toda la ciudad, a tal punto que hoy tiene más de 600.000 activos –como edificios, farolas, papeleras, semáforos, rutas, etc- georreferenciados que le permiten obtener información y monitorizar en tiempo real de todo lo que sucede en su territorio: la calidad del aire, el nivel de ruido, el uso del suelo, el rendimiento energético, la adaptación al cambio climático, la gestión del agua, la gobernanza ambiental, la movilidad urbana y la gestión de los residuos, entre otras cosas.
Junto a Esri, Valencia ha logrado unificar toda esa información en una web para que sea accesible tanto para el ciudadano como para las autoridades, que pueden utilizar estos datos para tomar medidas, aplicar políticas y actuar en base a ellos. Entre otras cosas, el Ayuntamiento ahora puede reforzar su flota de autobuses si hay demasiada demanda, aplicar medidas de descontaminación o de disminución del ruido por zonas, gestionar de forma más eficiente el tráfico, el agua y la energía y adelantarse a situaciones de emergencia como inundaciones o incendios. “Lo que empezó siendo un sistema interno se convierte ahora en una herramienta vertebradora de toda Valencia”, sentenció la consejera delegada de Esri España.
Otro caso que destacó Villaescusa es el de La Palma. Tres años después de la erupción de su volcán en 2021, la población de la isla que se vio obligada a evacuar de sus hogares está comenzando el retorno a sus casas o terrenos, por lo que el Cabildo ha decidido sensorizar el territorio para determinar el grado de CO2 por zonas. El sistema está conectado con los sistemas de emergencia en caso de que haya que alertar o evacuar a las personas por altos niveles de emisión.