La inteligencia artificial (IA) generativa tiene un creciente y significativo impacto negativo en el medioambiente. A pesar de ello, muchas organizaciones no están haciendo un seguimiento adecuado de la huella que generan, lo que está poniendo en peligro sus objetivos ESG. Mientras las empresas sopesan su capacidad para impulsar el crecimiento del negocio frente al coste medioambiental de la tecnología, el informe Desarrollando una Gen AI sostenible impulsado por el Instituto de Investigación de Capgemini, esboza medidas para diseñar una estrategia de IA generativa responsable y sostenible.
La adopción de la IA generativa se ha acelerado rápidamente como ya reveló una investigación previa de la consultora, que indicaba que solo el 6% de las empresas había integrado la IA generativa en todas sus funciones y localizaciones empresariales a finales de 2023, y que esa cifra había aumentado al 24% en octubre de 2024. En conjunto, la IA no sólo impulsa el crecimiento empresarial, sino que también tiene el potencial de mejorar la eficiencia energética y apoyar las iniciativas de sostenibilidad. Sin embargo, esta tecnología requiere procesar grandes cantidades de datos y una potencia computacional significativa, lo que consume grandes cantidades de electricidad, agua y otros recursos.
Como resultado, casi la mitad (48%) de los ejecutivos cree que su uso de esta tecnología ha provocado un aumento de las emisiones de GEI. Además, se prevé que este aumento de la huella de carbono siga creciendo. Las compañías que actualmente miden su huella de IA generativa esperan que el porcentaje de emisiones impulsadas por esta, como proporción del total de emisiones de carbono de la organización, aumente, de media, del 2,6% al 4,8% en los próximos dos años. Para mitigarlo, las organizaciones recurren cada vez más a fuentes de energía renovables y a optimizar su infraestructura de IA.